Jessica Hess: el paisaje como sujeto dinámico
Los paisajes de Jessica Hess, a pesar de ser por definición sujetos estáticos, tienen un innegable dinamismo, una sensación de movimiento propiciada por el estudiado y cuidadoso uso de la perspectiva, punto de fuga y composición; pero también otorgada por el protagonismo que en sus cuadros tiene el grafiti, una forma de arte que por naturaleza es efímero y cambiante, y cuya presencia da a los lienzos de la pintora estadounidense un papel documental, inmortalizando el siempre cambiante paisaje urbano, capturando con una técnica exquisita el movimiento diacrónico y sincrónico de las ciudades y entornos industriales.
Hess nació en Wilmington, Carolina del norte; una ciudad que la artista describe como “la tierra de las rubias bronceadas, y bellezas sureñas” Un lugar en donde los monolíticos paisajes industriales y vibrantes grafitis que suelen protagonizar sus composiciones brillan por su ausencia, y del cual sintió que necesitaba salir si quería realizar su sueño de dedicarse por completo al arte. Para llevar a cabo este sueño, Hess estudió primero en la Universidad de Carolina del Norte, y luego en la Rhode Island School of Design, de donde egresó en 2003 con una licenciatura en Bellas Artes.
El camino después de egresar no fue sencillo, en palabras de la propia Hess “Fui una verdadera artista muerta de hambre durante mucho tiempo. Estamos hablando de no poder pagar el alquiler a tiempo, lavar la ropa en la bañera, tener trabajos de día miserables, y vivir de galletas y queso de inauguraciones. No era una de las niñas ricas de RISD (Rhode Island School of Design). Era una estudiante trabajadora que tenía la suerte de estar ahí con una beca. En los 10 años siguientes a mi graduación estuve sola y pasando hambre, pero nunca dejé de hacer arte”
Durante un tiempo se instaló en Boston, pero la falta de una escena de arte urbano potente, y el desinterés de las galerías en sus particulares paisajes la hizo buscar nuevos horizontes. El Bay Area de San Francisco fue el destino que se propuso, y fue ahí donde encontró el entorno perfecto para desarrollar todo su potencial, y encontrar un circuito de galerías dispuestos a apostar por su talento y compartirlo con el mundo.
Observando la obra de Hess en la actualidad, resulta curioso conocer que aunque los paisajes urbanos son su temática central desde que estaba la universidad, durante los cinco primeros años de su carrera no incluía el grafiti en sus cuadros; de hecho lo evitaba conscientemente, llegando muchas veces a ”borrarlo” de las construcciones que retrataba. La razón era que, aunque admiraba la escena Street art, no conocía a este movimiento desde dentro, y el incluir en su propia obra creaciones de otros artistas, le resultaba conflictivo y le planteaba una serie de dudas que no sabía responder ni podía ver resueltas por no tener a quien preguntárselas.
Con el tiempo la posición de ignorar el grafiti en sus composiciones se fue haciendo cada vez más insostenible; sentía que no estaba siendo autentica en el tratamiento de sus sujetos y que toda la situación era ridícula, así que tomó el paso e incluyó el grafiti, y en la primera exposición que hizo de su nueva obra un grafitero se le acercó y le comentó que uno de sus “tags” se encontraba entre el grafiti retratado por Hess, y para alivio de la artista estaba encantado. Básicamente le dijo que mientras estuviese bien representado, para él era un orgullo ser eternizado. Se hicieron amigos, y Hess encontró su puerta de entrada al mundo del Street Art.
Esta feliz decisión terminó de forjar un estilo inconfundible, en el que el arte callejero juega un papel central, adornando los espacios urbanos e industriales abandonados con su vibrante juego de colores, y articulando un discurso que es transversal a su obra y que básicamente elabora sobre la idea de la deconstrucción y manipulación de las estructuras por la naturaleza y/o el ser humano. “El Street art es una alteración fascinante de las superficies, un paso hacia la abstracción del tema en el mundo real incluso antes de que yo lo manipule en el estudio”
Aunque durante gran parte de su carrera, Hess se ha caracterizado por un tratamiento hiperrealista de sus sujetos, en sus trabajos más recientes ha ido introduciendo elementos “imperfectos” o “accidentes” que antes ocultaba, añadiendo un elemento nuevo que sirve de paso adelante en el proceso de abstracción de su obra que la artista ve como la evolución natural de su discurso artístico; ya no sólo se limita a retratar con fidelidad fotográfica la historia de espacios manipulados, sino que también añade una capa de manipulación y deconstrucción en el tratamiento visual de esos paisajes, enfatizando su rol interpretativo, y fortaleciendo su voz. Una actitud inconformista que nos lleva a pensar que aún no hemos visto a la mejor Jessica Hess, una posibilidad que, teniendo en cuenta la increíble calidad de su obra a día de hoy, no puede sino llenarnos de entusiasmo por lo que el futuro le depara a su carrera. Estaremos atentos.
*Todas las imágenes propiedad de la artista. Descubre más de su obra en su sitio web haciendo click aquí