La pulsera de corazones, que se puede ver en el primer capítulo de la segunda temporada del reality Soy Georgina, es un regalo de su grupo de amigos Las Queridas
Se trata de una pulsera formada por corazones de oro amarillo con diamantes, que llevan grabadas las iniciales de los nombres de los hijos de Georgina Rodríguez
En True Love Joyas estamos felices de poder haber podido dar forma a una pieza muy especial: la pulsera de corazones que Las Queridas, el grupo de amigas y amigos íntimos de Georgina Rodríguez, le regalan a la influencer en el primer capítulo de la segunda temporada de Soy Georgina.
Cuando Las Queridas nos contactaron buscando un regalo único para Georgina, nos plantearon un gran desafío ¿Qué regalar a quién lo tiene todo?
Después de intercambiar ideas con el grupo de amigos, lo tuvimos claro: tenía que ser una pieza que representara el amor. El que Georgina tiene por sus hijos y el que sus amigos sienten hacia ella. Ahora solo quedaba darle forma a la idea.
Después de un intenso y fructífero intercambio de ideas, conseguimos una propuesta que sintetizaba todo lo que buscaban: una pieza de diseño sencillo y elegante, pero con mucha personalidad. Un regalo que es puro True Love: en la intención con que nació, en la dedicación con que fue diseñado y en el esmero con que fue fabricado. Una joya de amor verdadero.
El rojo probablemente sea el color más simbólicamente cargado de todo el espectro cromático. Poseedor de una serie de significados que van desde los más agoreros hasta los más beneficiosos, seguramente su asociación al amor, a la pasión, y a los sentimientos más exaltados, sea una de sus facetas alegóricas más universalmente compartidas. Por eso no es de extrañar que las piedras preciosas rojas hayan sido codiciadas desde tiempos inmemoriales, porque en la perpetuidad de su constitución estas gemas del color de la sangre simbolizan el deseo de eternidad de un sentimiento, que constituye uno de los motores principales de la condición humana.
Rubíes en distintas fases (desde en bruto hasta tallados)
Sin duda la más brillante de las piedras preciosas rojas es el Rubí. Su nombre evoca joyas deslumbrantes y tesoros legendarios. Considerado una de las cuatro gemas preciosas (junto con el diamante, la esmeralda, y el zafiro), el rubí es hermano del zafiro, formando ambos la familia del corindón (todos los corindones que no presentan coloración rojiza son llamados zafiros). Debe su color encarnado a los metales de hierro y cromo, y sus ejemplares más destacados se pueden encontrar en el valle del Mogok, antigua Birmania, hoy en día Myanamar.
Rubí sangre de pichón montado en anillo
De esas tierras son originarios los célebres rubíes “Sangre de paloma”, de un rojo profundo con apenas un leve subtono de azul. Los rubíes de calidad excepcional, sobre todo si superan los 3 quilates, son muy codiciados, debido a su extrema rareza, y alcanzan con facilidad precios bastante por encima de los diamantes de similares características.
Espinela roja en bruto
Pero aunque el rubí sea la más hermosa de las piedras rojas, no es la única. Otra que puede alcanzar cuotas de belleza muy altas es la espinela roja. La más inusual de las espinelas, debe su tono carmesí a la existencia de cromo, y en ocasiones al aluminio. Aunque su presencia en joyería no es demasiado extendida, existen algunos ejemplares extraordinarios que han dejado su huella en la historia: una de ellas es una piedra de un rojo intenso que engalana la corona de Catalina II de Rusia; y otras dos son las extraordinarias gemas engarzadas en la Corona imperial británica: el Rubí Príncipe Negro, de 170 quilates, y el Rubí Timur, de 352 quilates (en su momento se creyó que se trataba de rubíes y por eso fueron bautizadas de esa manera).
Rubelita o Turmalina roja
Otra gema escarlata de gran belleza y conocimiento más escaso es la rubelita, o turmalina roja. Originaria principalmente de Brazil y diversas zonas de África, suele estar a la sombra de su hermana verde, especialmente la que proviene de Paraiba. Sin embargo existen ejemplares de tonos intensos que llegan a replicar de manera extraordinaria las mejores cualidades de los rubíes. Se trata además de una piedra que admite casi todos los tipos de talla, por lo que resulta muy versátil a la hora de usarla en joyería.
Anillo de Piropos (granates rojos) de 1910 aprox.
Una cuarta opción de este joyero de tonos rojizos es una piedra cuya popularidad actual es baja, pero que años atrás gozó de gran estima y utilización en el mundo joyero. Se trata del granate rojo. De hecho su popularidad era tal que muchas veces se usa su nombre genérico, granate, para designar a su variedad roja, cuando la realidad es que el granate existe en una enorme variedad de tonos. De hecho el granate rojo tiene nombre propio: Piropo, una designación de origen griego que reúne las palabras fuego y ojo. Para hacernos una idea de la popularidad de la que esta gema gozó en su día, basta contar que antiguamente era regalo obligado de parte de los jóvenes enamorados a la doncella objeto de sus afectos, y de ahí que el halago en forma de frase (derivado muchas veces en la actualidad en tropelía verbal) hacia las damas haya adquirido el nombre de piropo. Y es que el rojo esconde muchos nombres, y las piedras preciosas los encierran todos en su abrazo eterno.
Anillo Sello en oro rosa y zafiros rosas. Colección Couture.
Por si alguien no se había dado cuenta, nos encanta el rosa, y las piedras rosas no son la excepción. Su capacidad de aportar calidez y delicadeza, y de combinar perfectamente con distintos tonos de oro y otras gemas, las convierten en un recurso muy versátil para crear diseños románticos, de belleza delicada y atemporal. Estas son 6 de nuestras piedras rosas preciosas y semi preciosas favoritas.
Perillas facetadas de cuarzo rosa
Cuarzo rosa. Un clásico tanto de la joyería como la bisutería, a esta variedad del cuarzo se le atribuyen numerosas propiedades esotéricas, entre las que se cuentan promover y estimular la paz, el amor, la felicidad, y la fidelidad en las relaciones. Su color suele deberse a trazas de titanio, hierro, o manganesio, y existen variedades raras, como la que contiene agujas microscópicas de rutilo que hacen que presente diasterismo; o la bautizada como cuarzo rosa cristalino, que debe su tono a la presencia de fosfato o aluminio, y presenta fotosensibilidad, pudiendo desvanecerse su color con la exposición a la luz.
Morganita en matriz de Cleavelandita
Morganita. Una de las piedras rosas más distinguidas, la morganita pertenece a la familia del berilo (esmeralda, aguamarina, goshenita) y debe su color a la presencia de iones de Mn2+. Fue bautizada en honor al empresario J. P. Morgan, un ávido coleccionista de joyas y filántropo, que financió numerosas expediciones de descubrimiento de nuevas gemas. Presenta tonos que van desde rosados muy ligeros, casi transparentes, hasta un rosa claro con notas amarillas.
Ópalos rosas
Ópalo rosa. La variedad rosa de esta sílice amorfa, no suele presentar el juego de color tan característico del ópalo, ofreciendo en vez un color sólido, que en ocasiones recuerda al coral piel de ángel. También encontramos variedades donde el color muestra interesantes variaciones y profundidad, interactuando con la luz de forma fascinante. Debido a sus peculiares características se suele usar tallada en formas escultóricas o en cabuchón, y como todos los ópalos se trata de una piedra muy delicada, a la que hay que proteger con especial cuidado de los golpes.
Detalle de corte transversal pulido de Rodocrosita
Rodocrosita. Este carbonato de manganeso (II), también llamado ‘Rosa del Inca’ no tiene un uso extendido en joyería, sirviendo, en su forma cristalizada, principalmente para la elaboración de esculturas, objetos decorativos, y artesanías; sobre todo en Argentina, donde es considerada ‘piedra nacional’. Sin embargo su intenso color rosa, y exquisitas formaciones cristalinas internas, le confieren grandes posibilidades de uso dentro de la joyería, tal como ha demostrado la genial diseñadora Lydia Courteille en su colección más reciente, bautizada como ‘Rosa del Inca’ y dedicada a las formas y color de la Rodocrosita.
Pendientes Love Pink. Dormilones de turmalina rosa.
Turmalina rosa. Esta variedad de turmalina debe su color a la presencia de trazas de manganeso en su estructura. Como las demás variedades de su familia ofrece un color intenso y profundo, un alto grado de brillo, y una elevada tendencia a presentar inclusiones. Posee tonos de rosas cercanos al rojo, muy profundos, y que en ocasiones incluyen dos o más variantes de color dentro del mismo cristal, características que hacen de ella una excelente opción para solitarios, o piedras centrales.
Pendientes Victoria. Oro rosa y 16,25 quilates de zafiros rosas.
Zafiro rosa. Su color proviene de la presencia de cromo en su estructura, y dependiendo de la cantidad de este elemento su tono será más o menos intenso (de hecho concentraciones muy altas dan como resultado el rubí). En general los rosas que muestra el zafiro son profundos, y muchas veces tiene un tono morado que se debe a trazas de titanio en su estructura. A pesar de que históricamente se considera una gema muy rara, desde el descubrimiento de nuevos depósitos en Madagascar a finales de los ’90, su aparición es algo más frecuente.
El amarillo es intrínsecamente alegre, optimista. Es el sol, la luz, y la calidez. Por algo en la tradición académica se le asocia al conocimiento, a la iluminación que produce el saber. En China el amarillo es el color de la alegría, la gloria, y la sabiduría, y ha sido tradicionalmente el color del emperador; de hecho el nombre del legendario primer emperador de China, Huang Ti, significa El Emperador Amarillo. Es además uno de los cuatro colores psicológicos primarios, básico para construir cualquier paleta cromática. Por lo mismo es uno de los colores fundamentales en joyería, y es que más allá del dorado del oro, las gemas amarillas son perfectas para celebrar el verano, o para conservar un poco de su calor durante los meses de frío. A continuación repasamos cuatro de nuestras preferidas.
Citrino. A pesar de tratarse de un cuarzo, el Citrino es muy escaso, si a eso sumamos su atractivo tono, que va desde un amarillo pálido, hasta un amarillo casi marrón, y la limpia transparencia que ofrecen los ejemplares de buena calidad; es comprensible que se trate de una piedra muy codiciada, y que luce mucho como pieza central en anillos, colgantes, y pendientes. Sus principales yacimientos se encuentran en Rio Grande do sul, Brasil; aunque también se extrae en menores cantidades en Madagascar, Bolivia, Escocia, y España. El color del citrino se debe a impurezas de hierro, y se forma en rocas pegmatitas y yacimientos hidrotermales. Debido a su rareza es muy frecuente que se ofrezcan amatistas que han sido tratadas con calor como citrinos auténticos, ya que a simple vista es muy difícil distinguir uno de otro. El citrino sin embargo tiene un grado de dureza superior a la amatista.
Pendientes Sunshine de citrinos, diamantes, nácar amarillo, y oro.
Topacio Amarillo. La presencia de cromo en su estructura es lo que le da el color amarillo al topacio, piedra preciosa cuyos principales yacimientos se encuentran en Brasil, República Checa, Rusia, Afganistán, Sri Lanka, Noruega, o Alemania, entre otros sitios. El matiz más buscado en los topacios amarillos es el conocido como Imperial, que presenta un intenso tono dorado, sumamente cálido, lo que unido a su alta transparencia y refracción lo convierte en una piedra realmente fascinante a la vista. Otra característica interesante de esta gema es su pleocroísmo, es decir, la facultad que presenta para absorber las radiaciones luminosas de distinta manera en función de la dirección de vibración; motivo por el cual su color varía según la perspectiva que lo observemos, o según le incida la luz. Se trata de un mineral de dureza alta (8 en la escala de Mohs), lo que lo protege de ralladuras y desgaste, pero puede partirse con facilidad con un golpe fuerte, por lo que conviene tener cuidado en su uso.
Topacios amarillos en bruto
Ámbar. El ámbar es una de los pocos materiales considerados preciosos o semipreciosos de origen orgánico (las perlas, el coral, y el márfil, son otros). Nacido de la resina fosilizada de coníferas como el Pinus succinifera en Europa, y el Hymenaea courbaril en América, suele tener una antigüedad entre 50 y 30 millones de años, y su tono generalmente es dorado. Existen yacimientos de ámbar en muchos puntos del globo, pero sin duda los más importantes son los ubicados al oeste de Kaliningrado, y los de la región báltica; de hecho el “ámbar báltico” goza de gran fama gracias a sus ricos tonos dorados. Una de las características más interesantes del ámbar son las inclusiones que presenta, ya que en el momento de ser segregada la resina atrapaba en su interior desde burbujas de aire, gotas de agua, o motas de polvo, hasta todo tipo de insectos pequeños, que quedan preservados para lo posteridad gracias a la transparencia de su prisión. Para joyería la forma más habitual que se le da al ámbar es la de cabuchón, ya que debido a su baja dureza (2 en la escala Mohs) y características generales de transparencia y refracción, no resulta práctico facetarlo. Un dato curioso es que el ámbar tiene una densidad muy baja, tanto es así que flota en agua salada.
Ámbar con insecto atrapado en su interior
Diamante amarillo. Para concluir este pequeño repaso, que mejor que la reina de las piedras preciosas, en su variante amarilla; el diamante. A pesar de que en los diamantes incoloros la presencia de tonos amarillos disminuye su valor, en el momento en que esta presencia cromática se sale de la escala, y sobrepasa el rango Z, los diamantes pasan a ser considerados Fancy, es decir, de color (y aquí cabe prácticamente todo el arcoiris). Dentro de los diamantes Fancy, el amarillo es el segundo color más común, lo que no significa que exista en abundancia, sino todo lo contrario, es el menos inusual, de una especie muy escasa. Su color amarillo se debe a la presencia de nitrógeno, y puede alcanzar tonalidades muy intensas (amarillo canario), las cuáles, combinadas con un tamaño considerable, y una buena transparencia, pueden disparar su precio a niveles estratosféricos, como en el caso del famoso Golden Eye, que fue rematado en 2011 por 2.84 millones de dólares. Como tiene todas las características del diamante, en cuanto a dureza y resistencia, el diamante amarillo puede ser tallado en múltiples formas, y utilizado en prácticamente cualquier pieza de joyería, por eso no es de extrañar que se trate del diamante fancy más popular entre los amantes de la alta joyería.
Anillo Sunshine con citrino central rodeado de diamantes amarillos
Los beduinos los creían habitados por el fulgor de un relámpago, y en la edad media se los consideraba la más preciosa de las gemas, ya que en su iridiscente destello se aunaban los colores-y por tanto las propiedades mágicas-de todas las otras piedras preciosas. Y es que hay algo mágico en el extraordinario juego cromático de los ópalos, un brillo que encandila, enamora e invita a correr a la imaginación.
Ópalo etíope
Científicamente, el ópalo es un mineraloide, una sílice hidratada o amorfa, que aunque según la clasificación de Strunz está relacionada con los cuarzos, no es un cuarzo. La división más amplia que se puede hacer entre los diversos tipos de ópalo es la de ópalo común y ópalo noble. Sólo el segundo presenta el característico juego de color que asociamos a esta gema, y que se debe a la estructura interna de la piedra: Está constituido por diminutas capas superpuestas de lepisferas (esferas de sílice) de cristobalita y tridimita (dos tipos de silicatos); y es la disposición aleatoria de estas placas submicroscópicas de esferas que actúan como redes de difracción de la luz lo que otorga al ópalo precioso la capacidad de reflectar la luz y descomponerla, como si de un prisma se tratara, en los colores del arcoíris. Es la única gema conocida capaz de hacerlo.
El juego de colores de un ópalo matriz
Los colores del ópalo dependen de las condiciones en que ha sido formado, y presentan una gran variedad que incluye: distintos tonos de blanco, grises, rojo, naranja, amarillo, verde, azul, magenta, rosados, pizarra, oliva, marrón, y negro. De todos el más raro y preciado es el negro, y los más comunes los blancos y verdes. Aunque los más utilizados para joyería evidentemente son los ópalos nobles, también hay variedades comunes que si presentan la calidad necesaria son utilizadas, como el caso de los ópalos de madera fosilizada, o los lechosos, entre otros.
Ópalo negro
Los distintos tipos de ópalo son determinados en gran parte por su lugar de procedencia; existen yacimientos en Estados Unidos, República Checa, Brasil, Eslovaquia, Turquía, Indonesia, Hungría, Guatemala, Nicaragua, y Honduras, aunque a nivel global el aporte conjunto de estos países a la oferta no es muy significativo. Sin duda alguna el productor más importante es Australia, ya que este país es el responsable de la mayor parte de la producción mundial. Dependiendo de la fuente, entre el 80% y el 98% de la oferta mundial procede de las antípodas, y sus variedades preciosas, especialmente los cristalinos, lechosos, y blancos, presentan calidades extraordinarias, con brillos vivos, y ricos juegos de colores.
Ópalo matriz
Además de estas variedades hay otras aún más extraordinarias, como el ópalo matriz, y el ópalo negro. La primera variedad es un tipo de ópalo “de roca”, es decir, de los que se forman cuando los sílices se filtran en las cavidades de una roca “huésped”, (en este caso mineral de hierro) creando un patrón extraordinario de islas de color iridiscente que contrastan con el tono oscuro de la roca. Estos ópalos son siempre cortados junto a la piedra “huésped” para preservar el dibujo. Este tipo de gema representa apenas el 2% de la producción australiana, y son casi exclusivos del norte del país (hay pequeños yacimientos de menos calidad en el sur), rareza que sitúa su valor solo por detrás de los legendarios ópalos negros. Precisamente esta variedad es la más codiciada de todas ya que su juego de color y belleza son superiores.
Ópalo de fuego mexicano
Otro país que destaca en la producción mundial de ópalos es Etiopía; desde que en 2008 se descubriera un importante yacimiento de piedras de altísima calidad en Wegel Tena, provincia de Wolo, los ópalos Welo (así han sido bautizados) son de los más demandados por su exquisito color y brillo. En México encontramos otra de las variedades más extraordinarias de ópalo, el de fuego. Aunque se trata de una variedad que no suele presentar juego de color, compensa esta falta con un tono anaranjado rojizo extraordinario-cortesía de trazos de óxido de hierro-que recuerda una llama congelada y que convierte el origen volcánico de la gema en un añadido más a su halo de misterio. Es fácil imaginar por qué los aztecas creían que la piedra encerraba en su interior una llama creada en las aguas del paraíso.
Geológicamente el mineral berilo es un ciclosilicato de berilio y aluminio con fórmula química Be3Al2(SiO3)6, que forma cristales hexagonales cuyo tamaño puede oscilar entre las fracciones de centímetros hasta varios metros. Una descripción tan correcta como estéril, que cambia bastante si a ella agregamos dos nombres: esmeralda y aguamarina, un dúo que evoca imágenes de brillos, colores profundos, y belleza atemporal, y que está formado por los dos miembros más destacados y conocidos de la familia del berilo.
Esmeralda colombiana en bruto
La belleza de este mineral es producto de ese tipo de casualidades que convierten la asepsia de la ciencia en una filigrana poética, y surge de un concepto en principio tan peyorativo como la contaminación; es gracias a ésta que la base común del berilo adopta formas tan deslumbrantes como la esmeralda, el aguamarina, la morganita, el heliodoro o la bixbita.
Aguamarina en bruto
Esta bendita corrupción del lienzo incoloro que presenta el berilo “puro” (llamado Goshenita, y que a pesar de ser transparente no siempre está libre de impurezas, ya que muchas de estas actúan como inhibidores del color), es fruto de las maravillosas coincidencias con que nos obsequia la naturaleza.
Heliodoro en bruto
Si en su génesis al berilo se le une cromo y vanadio, el resultado será el esplendoroso verdor de la esmeralda; si son trazas de hierro (Fe2+, que da tono azulado, y Fe3+ que da tono verdoso) obtendremos la serena hermosura acuática de la aguamarina; si en el nacimiento se contamina con manganeso, tendremos los delicados tonos rosa de la morganita (que obtiene su nombre del famoso financiero J.P. Morgan, quién era el principal comprador de esta gema en Tiffany’s, por lo cual el director de la famosa joyería neoyorkina decidió nombrarla en su honor en 1911); si contiene hierro tendrá el amarillo de la Morganita, la forma más común del berilo; y por el contrario, si al emerger se mezclan en su estructura varios elementos como el manganeso, cromo y calcio, tendremos un hermoso rojo intenso, característica de la bixbita o “esmeralda roja”, la forma más rara del berilo.
Bixbita o Berilo rojo en bruto
Para hacernos una idea: por cada bixbita que se arranca de la tierra, se extraen 150.000 diamantes. Además de estas variedades, existen otras tonalidades menos frecuentes, como el verde pálido, o el dorado, distinta del Heliodoro ya que en éste predominan los tonos amarillos y amarillo verdoso.
Morganita en bruto
A pesar de esta variedad cromática, las estrellas innegables de la familia son la esmeralda y el aguamarina, y en ese orden. Luego le siguen la morganita, y el Heliodoro, y finalmente los berilos verdes y la bixbita, una piedra reservada para entendidos y amantes de los objetos preciosos con bolsillos profundos.
Goshenita en bruto
Las mejores reservas de esmeraldas en la actualidad se encuentran en Colombia, de donde se extraen las piedras con más intensidad y nitidez de color. Para valorarlas se siguen dos criterios: tono, e intensidad o saturación del mismo. El tono variará según la mina de procedencia; las provenientes de Muzo muestran un verde intenso y muy definido, las de Chivor ofrecen un verde azulado que se explica por su alto contenido en vanadio, y las de Coscuez se distinguen por un tono verde amarillento gracias a su bajo contenido de cromo.
Esmeraldas colombianas talladas
La pureza y la transparencia es otro de los factores muy a tener en cuenta a la hora de evaluar la esmeralda. Debido a que gran parte de la extracción se hace mediante el uso de explosivos, resulta complicado encontrar piedras de tamaño considerable (sobre un quilate) que no presenten grietas o fisuras, defectos que reciben la poética designación de “jardines”. Otra razón que contribuye a la aparición de estas imperfecciones es un rasgo común a todos los berilos: su relativa fragilidad y sensibilidad a la presión, algo muy a tener en cuenta a la hora de cuidar las joyas que los lleven montados.
Aguamarinas talladas
De hecho la famosa talla esmeralda, que se caracteriza por sus bordes cortados, se desarrolló para minimizar el efecto de posibles impactos sobre la piedra. Y es que todas las precauciones son pocas para preservar la belleza caprichosa de la reina de esta familia real de las piedras preciosas. Muestra patente que la casualidad, el azar, y la contaminación pueden generar igual hermosura-o más- que la causalidad, el orden, y la pureza.
“Verde que te quiero verde, verde viento verdes ramas” Comienza el famoso poema de Federico García Lorca, y es que el color verde ha fascinado al hombre desde tiempos inmemoriales. Asociado a la exuberancia de la naturaleza, y por extensión a la vida, simboliza también la esperanza aparejada al constante renacer del verdor vital. El verde es, finalmente, la voluntad inquebrantable de la vida que siempre vuelve. Por eso no es de extrañar que las piedras verdes hayan sido siempre muy bien valoradas en joyería, y aunque sin duda la gema verde más famosa es la esmeralda, existen muchas otras opciones que nos permiten disfrutar de estos tonos con precios mucho más ajustados.
Aventurina sin pulir
La Aventurina es un tipo de cuarzo que generalmente es de tono verde (aunque existen variedades rojizas, amarillas, marrones, azules, o grises), y presenta una serie de inclusiones que le otorgan su color, y que producen reflejos conocidos como efecto aventurinado. Suele ser traslucida, pero a veces un exceso de fuchsita puede volverla opaca. Se trata de una piedra muy versátil, especialmente utilizada en cuentas de grandes collares.
Perillas quita y pon crisoprasa y diamantes
Otra variante del cuarzo muy apreciada por sus exquisitos tonos verdes es la Crisoprasa. Se trata de una variedad fibrosa del cuarzo (Calcedonia). Debe su coloración a la inclusión de pequeñas cantidades de níquel, y se trata de una piedra criptocristalina, algo que la diferencia de las distintas variedades de cuarzo cristalino, y la ubica en la misma familia que el ágata, la cornalina, y el ónice. El mayor atractivo de la crisoprasa es su color (más que las filigranas que suelen destacar a los cuarzos no transparentes), y el hecho de que sea relativamente escasa la convierten en una de las variedades más valoradas del cuarzo. De hecho muchas piedras de calidad superior rivalizan en precio con el jade más fino.
Perillas Grandes Jade Verde
Y precisamente el jade es la tercera de nuestras piedras verdes. Precisando, el término jade incluye a dos minerales inosilicatos: La Jadeíta y la Nefrita; para joyería es muy preferible la primera, tanto por su coloración más intensa, como por su calidad a la hora de ser tallada; también es más escasa, por lo que su valor es más elevado. La jadeíta suele deber su coloración a la presencia de cromo en su estructura química. Probablemente el jade sea la piedra más conocida de las mencionadas hasta ahora, y a ello contribuye el hecho de que su utilización en objetos de adorno, e incluso en armas se remonte a más de 5000 años, tanto en China como en Mesoamérica. Actualmente también es muy utilizada, pero conviene recordar que no todo lo que se vende como jade corresponde a jadeíta, o siquiera a nefrita, por lo que resulta fundamental adquirir sus joyas en lugares de confianza, que aseguren la calidad de las piedras.
Anillo Enredadera Tsavoritas
La Tsavorita forma parte de la familia de los granates, y debe su coloración verdosa a la presencia de trazas de vanadio y cromo en su estructura. Se trata de una gema de tradición reciente para el mundo de la joyería, fue descubierta en 1967 por el Dr. Campbell R. Bridges en Tanzania, pero no fue hasta 1974 que Tiffany comenzó a comercializarla bajo el nombre de Tsavorita (en homenaje al parque nacional de Tsavo, lugar donde se halla uno de los principales yacimientos), dándola a conocer a nivel mundial. Se trata de una piedra de color muy intenso y alta transparencia, que en sus calidades más altas puede incluso rivalizar con la belleza de la esmeralda.
Aplique pendiente turmalina verde
Otra piedra que rivaliza en belleza con la reina de las piedras verdes es la Turmalina verde, también conocida como Verdelita, que presenta un alto grado de transparencia y un color profundo y de gran intensidad que obtiene gracias a la presencia de trazas de vanadio, cromo, o hierro. Otra opción perfecta para caer rendidos al irresistible embrujo del verde.
Casi ningún material ha despertado tanta fascinación en la mente humana como el oro. Su brillo ha sido el génesis de leyendas, poemas, guerras, aventuras, y descubrimientos; y sobre su base se erigió el comercio internacional. Fue y es atributo de dioses, medida de valor, y símbolo de compromiso; y aún hoy seguimos rindiendo pleitesía a su belleza a través de la joyería.
Debido a sus características químicas y físicas es frecuente encontrar el oro en su estado puro en forma de pepitas y depósitos aluviales, por lo que resulta lógico pensar que fue el primer metal que conoció el ser humano, ya que no hacía falta la fundición para obtenerlo. Si a esto unimos que es el más maleable de los metales (1 solo gramo puede ser aplanado hasta hacer una hoja de 1m2, e incluso puede ser martillado hasta hacerlo transparente), que es extremadamente resistente a la corrosión, y que en su forma natural presenta un cautivador tono amarillo rojizo, es fácil entender que desde el comienzo de la humanidad se destinara su uso para fines decorativos y religiosos, y se le asignara un valor muy por encima de su utilidad objetiva.
Pepitas de oro de origen fluvial
Es conocido su uso por artesanos desde el Calcolítico, artefactos de oro como los provenientes de la necrópolis de Varna han sido datados desde el IV milenio a. C. Y a lo largo y ancho del globo, numerosas civilizaciones convirtieron el oro en uno de sus principales materiales decorativos, asociando su uso a las deidades y a sus reyes y gobernantes, adquiriendo el metal una asociación indisoluble al poder y a la riqueza. Perfectos ejemplos de esto son las civilizaciones egipcias, o la Inca.
Pájaro de oro Inca
El interés por el oro no sólo se mantuvo a lo largo de su historia, sino que el paso de los años y los avances tecnológicos del hombre crearon medios más eficientes de arrancarlo de la tierra, y finalmente terminaron convirtiéndole en la medida de valor por excelencia. Fueron los lidios los primeros en dar forma de moneda al oro y usarlo para el comercio; en el año 620 a.C. aproximadamente y bajo el reinado de Giges. Eran trozos estampados de una aleación de oro y plata conocida como electro, que pesaban 4.7 gramos, y que tenían el valor de 1/3 de estatero. Esta medida de valor estandarizada le dio a Lidia una ventaja enorme a la hora de expandir su red de comercio, y sentó las bases para el comercio internacional y el uso de dinero como elemento de intercambio. De hecho no fue hasta 1976 que Estados Unidos y el resto de las grandes economías europeas abandonaron definitivamente el patrón oro, en favor del dinero fiduciario que es la norma actual. Aun así el oro sigue siendo un valor refugio altamente buscado por inversores particulares y gobiernos, y a esta función se destina cerca del 40% de la producción mundial del metal.
Estatero de oro con la imagen del rey grecobactriano Eucrátides I
Pero aunque una gran parte de todo el oro nuevo sea guardado bajo llave en forma de lingote, su uso principal sigue siendo el de ser admirado: alrededor del 50% es destinado a joyería. Debido a su extrema ductilidad, el oro debe ser mezclado con otros metales antes de pasar por las manos del orfebre, y de esa necesidad se derivan los conocidos estándares de 18k, 14k, y 10k. El primero tiene 18 partes de oro y 6 de otro metal o metales, es decir un 75 % en oro; el segundo 14 partes de oro y 10 de otros metales, un 58,33 % en oro; y el tercero 10 partes de oro por 14 de otros metales, 41,67 % en oro. Esta última aleación no es utilizada en alta joyería o joyería fina.
Collar Lucky Coin en oro amarillo True Love
El metal o los metales con el que se combina el oro determinarán el color final de éste, y así tenemos que el oro amarillo se consigue con 75% de oro, 12,5% de plata y 12,5% de cobre; el oro rojo con 75% de oro y 25% de cobre; el oro rosa con 75% de oro, 20% de cobre y 5% de plata; y el oro blanco con 75% de oro, 16% de paladio, y 9% de plata (aunque hay otras combinaciones que también logran el tono).
Pendientes Nature en oro rosa y diamantes brown True Love
También se pueden obtener otros colores más inusuales, como el morado que se consigue combinado el oro con aluminio creando una aleación intermetálica que debido a su estructura cristalina es mucho más frágil que otras aleaciones, por lo que resulta muy difícil de trabajar y es usada más como una gema que como un metal. Algo similar pasa con el oro azul (aleación con galio o indio), que se utiliza sobre todo para baños o tratamientos superficiales de plata u oro de otro color.
Pero más allá del color hay una cosa que resulta evidente: el embrujo del oro sigue vigente. Sin importar si lo podemos comer, o si tiene alguna utilidad “real”, continuamos elevando su valor y deseándolo, admiramos su belleza, y seguimos buscando su adorno; y es que la fascinación que el dorado metal despierta en las porciones más remotas de nuestra mente sigue siendo las misma que hace miles de años cautivó a nuestros antepasados y los llevó a arrancar el oro de las entrañas de la tierra para subirlo a los cielos.
Las joyas están indisolublemente ligadas a los sentimientos románticos; la nobleza y perpetuidad de sus materiales, y la belleza de sus formas, sirven de perfecta metáfora para materializar los sentimientos más pasionales y las intenciones de que éstos sean para siempre; por eso no es de extrañar que hayamos convertido en costumbre el asociar algunos de nuestros hitos amorosos más importantes con ciertas piezas de joyería específicas. A continuación repasamos tres de los más significativos.
Anillo de pedida. También llamado anillo de compromiso, es probablemente una de las piezas de joyería que más ilusión despierta, ya que implica la petición formal (y en caso de ser llevado, la aceptación) de un proyecto de vida en común, de un compromiso que se pretende sea para siempre.
Anillo lazo colección Couture
La costumbre de sellar las intenciones de casarse con un anillo se remonta hasta el mundo antiguo: Los egipcios veían en la forma circular del anillo un símbolo de la eternidad, y en su espacio interior un portal que se abría a la nueva vida en común. Los romanos tenían por costumbre añadir una pequeña llave al anillo, que probablemente significaba los deseos de desbloquear la riqueza deseada para una vida en común. Los griegos también utilizaban anillos de pedida, y fueron ellos los que instauraron la costumbre de llevarlos en el cuarto dedo de la mano izquierda (anular) ya que afirmaban que existía una vena que comunicaba a éste con el corazón.
Anillo Forever de oro blanco con diamante central
En la América colonial, la práctica era regalar un dedal a la novia, y ésta quitaba la parte superior del mismo para convertirlo en anillo. El primer anillo de compromiso con diamante del que existe un registro histórico bien documentado, es el obsequiado por el Archiduque Maximiliano de Austria en su compromiso con María de Borgoña; este gesto fue de enorme influencia y al ser imitado por las clases altas terminaría convirtiéndose prácticamente en la norma.
Anillo Sweet Blue de oro blanco, diamantes, y topacio central
Actualmente el anillo de compromiso más tradicional es un solitario de diamante, una piedra que sirve de símbolo perfecto al amor que se celebra, ya que se busca que este, al igual que el diamante, sea eterno e incorruptible. En España es tradicional llevarlo en el dedo anular de la mano izquierda, aunque en Valencia y en Cataluña se estila al revés.
Alianza de boda. La tradición de demostrar la unión matrimonial mediante el uso de un anillo de casado es tanto, o más antiguo que el del anillo de compromiso, y existen varias teorías para explicar su origen. Está ampliamente documentado su uso en el imperio romano, donde más que una tradición romántica, era una manera de simbolizar que el menaje del hogar quedaba en manos de la esposa, ya que el anillo solía llevar incorporado el sello con que se sellaban las arcas, cajones y despensas, para evitar robos o pérdidas.
Actualmente las alianzas son un símbolo de compromiso y unidad en el matrimonio, y suelen llevarse en el dedo anular de la mano derecha (aunque nuevamente esta costumbre se practica a la inversa en Valencia y Cataluña). La forma más frecuente de este tipo de anillos es el de una banda lisa, de formas redondeadas y no demasiado ancha ni gruesa. Antiguamente predominaba el oro amarillo en su construcción, pero ahora el oro blanco suele ser la norma.
Por supuesto que gracias a la influencia de las distintas modas, en la actualidad existen múltiples modelos alternativos, muchos de los cuales incorporan piedras preciosas, y diseños que a primera vista se alejan de lo que tradicionalmente se entiende por un anillo de casado. Como en todo, en la variedad está la diversión.
Riviere tsavoritas colección Couture
Finalmente, para los aniversarios hemos elegido una joya que es un básico, y que encuentra en este tipo de celebraciones la excusa perfecta para ser regalada: La Rivere de diamantes u otras piedras preciosas; la quintaesencia de la pulsera de alta joyería; tan versátil que puede ser llevado a diario con atuendo sport, o en una ocasión formal, vestida de noche. Su forma elegante, inspirada en las luces de la Riviera francesa, y su extrema comodidad (cuando está debidamente construida por un maestro joyero artesano), la convierten en el obsequio ideal para celebrar un amor consolidado.
Pulsera Riviere (también disponible con diamantes negros)
De todos los diamantes que brillan en la constelación joyera, sin duda el más peculiar, por estética y por historia, es el diamante negro. Encontrado de forma casi exclusiva en depósitos aluviales en la República Centroafricana y en Brasil, fue bautizado como ‘Carbonado’ por los comerciantes portugueses del siglo XVIII, un nombre que hace referencia a su color, al que calificaban como de quemado o carbonizado. En principio no se utilizó en joyería, si no que se le dieron aplicaciones industriales como la talla de madera.
Sello diamantes negros y oro blanco colección Couture. Haz click en la imagen para ver más.
Aunque su estructura cristalina es la misma que la de los demás diamantes, la presencia de grafito y carbono amorfo le da su característico color negro. Además cuenta con otras curiosas propiedades físicas, por ejemplo, se trata de la variedad de diamante natural más resistente, y al contrario que los otros diamantes, es opaco y no refracta la luz. Además es más poroso que estos, por lo que resulta más difícil de pulir y tallar.
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Pero sin duda su peculiaridad más grande es su misterioso origen. Son varias las explicaciones que se le han intentado dar, desde las que sugieren un nacimiento similar al resto de los diamantes, hasta las que sugieren que deben su origen a meteoritos. Pero la hipótesis más aceptada actualemente, es sin duda la más llamativa : según indican algunos estudios científicos, su génesis se encuentra en las estrellas, específicamente en los fragmentos generados por la explosión de una supernova, que impulsados por la fuerza del estallido viajaron por el espacio hasta caer en nuestro planeta. Esta teoría explicaría por que solo se encuentran diamantes negros en dos sitios específicos, y porque estos suelen hallarse en capas mucho más superficiales que el resto de los diamantes. Tomando por cierta esta explicación, serían pues, los diamantes negros, pequeños fragmentos de estrella, recuerdos congelados de un astro lejano cuyo brillo resucita en manos de expertos artesanos y encuentran una segunda vida como joyas. Como decíamos al principio, una gema realmente especial.
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