La pulsera de corazones, que se puede ver en el primer capítulo de la segunda temporada del reality Soy Georgina, es un regalo de su grupo de amigos Las Queridas
Se trata de una pulsera formada por corazones de oro amarillo con diamantes, que llevan grabadas las iniciales de los nombres de los hijos de Georgina Rodríguez
En True Love Joyas estamos felices de poder haber podido dar forma a una pieza muy especial: la pulsera de corazones que Las Queridas, el grupo de amigas y amigos íntimos de Georgina Rodríguez, le regalan a la influencer en el primer capítulo de la segunda temporada de Soy Georgina.
Cuando Las Queridas nos contactaron buscando un regalo único para Georgina, nos plantearon un gran desafío ¿Qué regalar a quién lo tiene todo?
Después de intercambiar ideas con el grupo de amigos, lo tuvimos claro: tenía que ser una pieza que representara el amor. El que Georgina tiene por sus hijos y el que sus amigos sienten hacia ella. Ahora solo quedaba darle forma a la idea.
Después de un intenso y fructífero intercambio de ideas, conseguimos una propuesta que sintetizaba todo lo que buscaban: una pieza de diseño sencillo y elegante, pero con mucha personalidad. Un regalo que es puro True Love: en la intención con que nació, en la dedicación con que fue diseñado y en el esmero con que fue fabricado. Una joya de amor verdadero.
Casi ningún material ha despertado tanta fascinación en la mente humana como el oro. Su brillo ha sido el génesis de leyendas, poemas, guerras, aventuras, y descubrimientos; y sobre su base se erigió el comercio internacional. Fue y es atributo de dioses, medida de valor, y símbolo de compromiso; y aún hoy seguimos rindiendo pleitesía a su belleza a través de la joyería.
Debido a sus características químicas y físicas es frecuente encontrar el oro en su estado puro en forma de pepitas y depósitos aluviales, por lo que resulta lógico pensar que fue el primer metal que conoció el ser humano, ya que no hacía falta la fundición para obtenerlo. Si a esto unimos que es el más maleable de los metales (1 solo gramo puede ser aplanado hasta hacer una hoja de 1m2, e incluso puede ser martillado hasta hacerlo transparente), que es extremadamente resistente a la corrosión, y que en su forma natural presenta un cautivador tono amarillo rojizo, es fácil entender que desde el comienzo de la humanidad se destinara su uso para fines decorativos y religiosos, y se le asignara un valor muy por encima de su utilidad objetiva.
Pepitas de oro de origen fluvial
Es conocido su uso por artesanos desde el Calcolítico, artefactos de oro como los provenientes de la necrópolis de Varna han sido datados desde el IV milenio a. C. Y a lo largo y ancho del globo, numerosas civilizaciones convirtieron el oro en uno de sus principales materiales decorativos, asociando su uso a las deidades y a sus reyes y gobernantes, adquiriendo el metal una asociación indisoluble al poder y a la riqueza. Perfectos ejemplos de esto son las civilizaciones egipcias, o la Inca.
Pájaro de oro Inca
El interés por el oro no sólo se mantuvo a lo largo de su historia, sino que el paso de los años y los avances tecnológicos del hombre crearon medios más eficientes de arrancarlo de la tierra, y finalmente terminaron convirtiéndole en la medida de valor por excelencia. Fueron los lidios los primeros en dar forma de moneda al oro y usarlo para el comercio; en el año 620 a.C. aproximadamente y bajo el reinado de Giges. Eran trozos estampados de una aleación de oro y plata conocida como electro, que pesaban 4.7 gramos, y que tenían el valor de 1/3 de estatero. Esta medida de valor estandarizada le dio a Lidia una ventaja enorme a la hora de expandir su red de comercio, y sentó las bases para el comercio internacional y el uso de dinero como elemento de intercambio. De hecho no fue hasta 1976 que Estados Unidos y el resto de las grandes economías europeas abandonaron definitivamente el patrón oro, en favor del dinero fiduciario que es la norma actual. Aun así el oro sigue siendo un valor refugio altamente buscado por inversores particulares y gobiernos, y a esta función se destina cerca del 40% de la producción mundial del metal.
Estatero de oro con la imagen del rey grecobactriano Eucrátides I
Pero aunque una gran parte de todo el oro nuevo sea guardado bajo llave en forma de lingote, su uso principal sigue siendo el de ser admirado: alrededor del 50% es destinado a joyería. Debido a su extrema ductilidad, el oro debe ser mezclado con otros metales antes de pasar por las manos del orfebre, y de esa necesidad se derivan los conocidos estándares de 18k, 14k, y 10k. El primero tiene 18 partes de oro y 6 de otro metal o metales, es decir un 75 % en oro; el segundo 14 partes de oro y 10 de otros metales, un 58,33 % en oro; y el tercero 10 partes de oro por 14 de otros metales, 41,67 % en oro. Esta última aleación no es utilizada en alta joyería o joyería fina.
Collar Lucky Coin en oro amarillo True Love
El metal o los metales con el que se combina el oro determinarán el color final de éste, y así tenemos que el oro amarillo se consigue con 75% de oro, 12,5% de plata y 12,5% de cobre; el oro rojo con 75% de oro y 25% de cobre; el oro rosa con 75% de oro, 20% de cobre y 5% de plata; y el oro blanco con 75% de oro, 16% de paladio, y 9% de plata (aunque hay otras combinaciones que también logran el tono).
Pendientes Nature en oro rosa y diamantes brown True Love
También se pueden obtener otros colores más inusuales, como el morado que se consigue combinado el oro con aluminio creando una aleación intermetálica que debido a su estructura cristalina es mucho más frágil que otras aleaciones, por lo que resulta muy difícil de trabajar y es usada más como una gema que como un metal. Algo similar pasa con el oro azul (aleación con galio o indio), que se utiliza sobre todo para baños o tratamientos superficiales de plata u oro de otro color.
Pero más allá del color hay una cosa que resulta evidente: el embrujo del oro sigue vigente. Sin importar si lo podemos comer, o si tiene alguna utilidad “real”, continuamos elevando su valor y deseándolo, admiramos su belleza, y seguimos buscando su adorno; y es que la fascinación que el dorado metal despierta en las porciones más remotas de nuestra mente sigue siendo las misma que hace miles de años cautivó a nuestros antepasados y los llevó a arrancar el oro de las entrañas de la tierra para subirlo a los cielos.
Las joyas están indisolublemente ligadas a los sentimientos románticos; la nobleza y perpetuidad de sus materiales, y la belleza de sus formas, sirven de perfecta metáfora para materializar los sentimientos más pasionales y las intenciones de que éstos sean para siempre; por eso no es de extrañar que hayamos convertido en costumbre el asociar algunos de nuestros hitos amorosos más importantes con ciertas piezas de joyería específicas. A continuación repasamos tres de los más significativos.
Anillo de pedida. También llamado anillo de compromiso, es probablemente una de las piezas de joyería que más ilusión despierta, ya que implica la petición formal (y en caso de ser llevado, la aceptación) de un proyecto de vida en común, de un compromiso que se pretende sea para siempre.
Anillo lazo colección Couture
La costumbre de sellar las intenciones de casarse con un anillo se remonta hasta el mundo antiguo: Los egipcios veían en la forma circular del anillo un símbolo de la eternidad, y en su espacio interior un portal que se abría a la nueva vida en común. Los romanos tenían por costumbre añadir una pequeña llave al anillo, que probablemente significaba los deseos de desbloquear la riqueza deseada para una vida en común. Los griegos también utilizaban anillos de pedida, y fueron ellos los que instauraron la costumbre de llevarlos en el cuarto dedo de la mano izquierda (anular) ya que afirmaban que existía una vena que comunicaba a éste con el corazón.
Anillo Forever de oro blanco con diamante central
En la América colonial, la práctica era regalar un dedal a la novia, y ésta quitaba la parte superior del mismo para convertirlo en anillo. El primer anillo de compromiso con diamante del que existe un registro histórico bien documentado, es el obsequiado por el Archiduque Maximiliano de Austria en su compromiso con María de Borgoña; este gesto fue de enorme influencia y al ser imitado por las clases altas terminaría convirtiéndose prácticamente en la norma.
Anillo Sweet Blue de oro blanco, diamantes, y topacio central
Actualmente el anillo de compromiso más tradicional es un solitario de diamante, una piedra que sirve de símbolo perfecto al amor que se celebra, ya que se busca que este, al igual que el diamante, sea eterno e incorruptible. En España es tradicional llevarlo en el dedo anular de la mano izquierda, aunque en Valencia y en Cataluña se estila al revés.
Alianza de boda. La tradición de demostrar la unión matrimonial mediante el uso de un anillo de casado es tanto, o más antiguo que el del anillo de compromiso, y existen varias teorías para explicar su origen. Está ampliamente documentado su uso en el imperio romano, donde más que una tradición romántica, era una manera de simbolizar que el menaje del hogar quedaba en manos de la esposa, ya que el anillo solía llevar incorporado el sello con que se sellaban las arcas, cajones y despensas, para evitar robos o pérdidas.
Actualmente las alianzas son un símbolo de compromiso y unidad en el matrimonio, y suelen llevarse en el dedo anular de la mano derecha (aunque nuevamente esta costumbre se practica a la inversa en Valencia y Cataluña). La forma más frecuente de este tipo de anillos es el de una banda lisa, de formas redondeadas y no demasiado ancha ni gruesa. Antiguamente predominaba el oro amarillo en su construcción, pero ahora el oro blanco suele ser la norma.
Por supuesto que gracias a la influencia de las distintas modas, en la actualidad existen múltiples modelos alternativos, muchos de los cuales incorporan piedras preciosas, y diseños que a primera vista se alejan de lo que tradicionalmente se entiende por un anillo de casado. Como en todo, en la variedad está la diversión.
Riviere tsavoritas colección Couture
Finalmente, para los aniversarios hemos elegido una joya que es un básico, y que encuentra en este tipo de celebraciones la excusa perfecta para ser regalada: La Rivere de diamantes u otras piedras preciosas; la quintaesencia de la pulsera de alta joyería; tan versátil que puede ser llevado a diario con atuendo sport, o en una ocasión formal, vestida de noche. Su forma elegante, inspirada en las luces de la Riviera francesa, y su extrema comodidad (cuando está debidamente construida por un maestro joyero artesano), la convierten en el obsequio ideal para celebrar un amor consolidado.
Pulsera Riviere (también disponible con diamantes negros)
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